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¿Mareos frecuentes? Lo que tu sistema nervioso puede estar intentando decirte

¿Te ha pasado que te levantas de la silla y el mundo empieza a girar? ¿O vas caminando y de pronto sientes que podrías caer? Los mareos frecuentes no son solo un fastidio, pueden ser un síntoma claro de que algo no va bien en tu sistema nervioso. Y no, no es cosa solo de “estrés” o de “no haber comido bien”. A veces, hay mucho más detrás de lo que parece.

Por todo esto, desde Neuromed, te ayudaremos a desvelar lo que tu cuerpo quiere decirte, así que sigue con nosotros y descúbrelo todo.  

Tabla de contenido

Cuando el cuerpo habla… y no lo escuchamos

Los mareos son una de las quejas más comunes en las consultas médicas. Afectan a personas de todas las edades, aunque son especialmente prevalentes en mayores de 60 años. Sin embargo, eso no significa que sean normales ni que debamos resignarnos a convivir con ellos.

Lo interesante es que el mareo no es una enfermedad, sino un síntoma. Es decir, un mensaje del cuerpo. Y como todo mensaje, tiene un emisor, tu sistema nervioso, y un motivo.

¡Escuchar a tu cuerpo puede marcar la diferencia!

Tipos de mareos: ¿cuál es el tuyo?

Hay muchos tipos de mareos, y no todos se sienten igual. Algunos vienen acompañados de vértigo (la sensación de que todo da vueltas), otros se manifiestan como inestabilidad, aturdimiento, o una desconexión del entorno.

Los más comunes:

  • Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): ocurre cuando cambias de posición rápidamente.
  • Mareo presincopal: sensación de desmayo inminente.
  • Desequilibrio: inestabilidad al caminar, más común en personas mayores.
  • Mareo psicógeno: vinculado al estrés, ansiedad o ataques de pánico.

Identificar el tipo de mareo es el primer paso para saber si estamos frente a un problema neurológico, vestibular o incluso cardiovascular.

¿Qué tiene que ver el sistema nervioso?

Mucho más de lo que imaginas. El sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y el periférico (nervios y ganglios) controlan el equilibrio, la percepción del espacio y la coordinación motora. Cuando hay alteraciones en cualquiera de estas áreas, los mareos pueden aparecer como una especie de “alarma silenciosa”.

Algunas causas neurológicas frecuentes:

  • Migraña vestibular: una variante de migraña que afecta el equilibrio.
  • Esclerosis múltiple: puede generar episodios de vértigo y desequilibrio.
  • Neuropatías periféricas: afectan la señalización de los nervios.
  • Problemas en el cerebelo: este centro de control del equilibrio puede ser clave.

Los mareos pueden ser el primer aviso de una patología neurológica que necesita atención urgente.

El papel del oído interno y el nervio vestibular

El oído no solo sirve para oír. En su estructura interna se encuentra el sistema vestibular, un conjunto de canales semicirculares y otolitos que detectan el movimiento de la cabeza y ayudan a mantener el equilibrio.

Este sistema está conectado con el nervio vestibular, que envía la información al cerebro para que puedas moverte sin caerte. Cuando algo falla ahí (como infecciones, inflamación o deterioro), los mareos aparecen como consecuencia directa.

Un oído interno dañado puede hacerte tambalear sin previo aviso.

¿Y si es psicológico?

Sí, es posible. Los trastornos de ansiedad, la depresión y el estrés crónico pueden alterar la percepción del equilibrio y generar episodios recurrentes de mareos.

No es que “estés imaginando cosas”, sino que el cerebro interpreta de forma distorsionada las señales del entorno.

Mareo psicógeno vs. Mareo neurológico:

  • El primero suele mejorar al distraerse o cambiar el foco de atención.
  • El segundo permanece o incluso empeora al moverse o exponerse a ciertos estímulos.

Ambos merecen tratamiento profesional, ya que afectan la calidad de vida y pueden tener causas muy diferentes.

¿Cuándo preocuparse? Señales de alerta

Hay momentos en que los mareos frecuentes deben encender una luz roja. Especialmente si se presentan con otros síntomas, como:

  • Visión doble o borrosa
  • Dificultad para hablar o tragar
  • Pérdida de fuerza en brazos o piernas
  • Desorientación o confusión
  • Caídas frecuentes

En estos casos, acudir de inmediato a un neurólogo puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida o complicaciones graves.

¿Cómo se diagnostican los mareos?

El diagnóstico de los mareos suele implicar una batería de pruebas clínicas, neurológicas y vestibulares. No hay una “receta única” porque todo depende del tipo, duración y contexto del mareo.

Algunas herramientas habituales:

  • Exploración neurológica completa
  • Pruebas vestibulares (como la prueba de impulso cefálico)
  • Resonancia magnética
  • Audiometría y pruebas del equilibrio
  • Evaluación psicológica en casos necesarios

Un diagnóstico preciso permite diseñar un tratamiento eficaz y personalizado.

Tratamientos: de lo clásico a lo integrativo

El tratamiento dependerá del origen de los mareos, pero suele incluir:

  • Rehabilitación vestibular: ejercicios para entrenar el equilibrio y reducir la sensación de vértigo.
  • Medicación: para controlar los síntomas cuando son intensos o incapacitantes.
  • Terapia psicológica: en casos donde hay una base emocional.
  • Suplementación y nutrición: algunos casos responden bien a ajustes en la dieta.
  • Estilo de vida: reducir cafeína, alcohol, y mejorar el descanso.

En Neuromed, trabajamos desde un enfoque multidisciplinar, combinando neurología clínica, fisioterapia vestibular y neuropsicología.

Señales sutiles que acompañan a los mareos (y no sabías)

Los mareos frecuentes rara vez llegan solos. Aunque muchas personas se centran solo en el momento en que «todo gira» o se sienten a punto de caer, existen síntomas secundarios que pueden ser igual de reveladores, pero suelen pasarse por alto.

Entre los más habituales:

  • Sensación de “cabeza hueca” o desconexión
  • Sensibilidad al movimiento de luces o pantallas
  • Náuseas sin causa digestiva aparente
  • Zumbidos en los oídos o “presión” auditiva
  • Dificultad para concentrarse o recordar

Estos síntomas, en conjunto con los mareos, pueden indicar una disfunción multisensorial, donde varios sistemas (visual, vestibular, cognitivo) están descoordinados.

¿Te sientes raro sin explicación clara? Puede que no estés imaginando nada.

Además, muchas personas no relacionan sus mareos con situaciones específicas, pero en la evaluación clínica se descubre que aparecen al leer en el móvil, agacharse a recoger algo del suelo, o incluso al subir escaleras. No es casualidad: el cuerpo sabe más que nosotros.

Observar estos pequeños detonantes puede ayudar a identificar el origen exacto del problema, y acelerar su solución. El cuerpo siempre deja pistas. Solo hay que aprender a leerlas.

No subestimes los mareos: podrían estar avisándote

Ignorar los mareos frecuentes puede ser como tapar la luz del check engine del coche. Puede parecer una tontería al principio, pero a la larga, puede salir caro. Desde disfunciones leves del equilibrio hasta enfermedades neurológicas complejas, el espectro de causas es amplio.

Escucha a tu cuerpo. Si algo no te cuadra, investiga, pregunta, infórmate. No normalices lo que no es normal.

¿Y si es momento de actuar?

Los mareos no tienen por qué formar parte de tu día a día. Con el enfoque correcto, pueden tratarse, mejorar e incluso desaparecer.

En Neuromed podemos ayudarte a entender qué está pasando y darte el acompañamiento que necesitas para recuperar tu calidad de vida. Contamos con un equipo experto en neurología, fisioterapia vestibular y psicología clínica.

Si los mareos frecuentes están afectando tu rutina, en Neuromed tenemos la experiencia para ayudarte. Solicita una cita y descubre cómo podemos devolverle estabilidad a tu vida, desde la raíz.

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